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Siento que hay mucha verdad en que los fantasmas duelen, pero luego me pregunto, ¿siempre duelen? Para responder esa pregunta creo que también es crucial entender el concepto de tiempo. El tiempo pasa y nos atropella, eso lo tenemos claro. Pero porque lo concebimos culturalmente así. El tiempo es (a)lineal -lo siento, no he encontrado un antónimo de lineal ni en google- y sucede todo a la vez: pasado, presente y futuro.

Siempre que nos abraza un fantasma viene de un eco del pasado. De un recuerdo, de una emoción, de una imagen. Para mí no siempre es así. Un poco como en A Christmas Carol: pueden venir del pasado, del presente o del futuro.

Cuando veo una foto en la que salgo con mi prima el fantasma del pasado viene y me agarra el corazón. Me tambalea y me hace plantearme preguntas absurdas como por qué tuvo que irse tan pronto, cuántas cosas nos dejamos por decir, cuántos abrazos no nos hemos podido dar.

Y duele.

Cuando escribo ficción me toca el fantasma del futuro. A veces me hace temblar y me dice que lo que tengo en la hoja no llegará a nada. Otras veces me tranquiliza y me asiente porque todo lo que escribo valdrá la pena. Algunas de ellas me hace parar porque me ha visto desquiciada en el futuro y no quiere que acabe así.

Y duele, solo a veces.

Cuando leo bichas me abraza el fantasma del presente. Yo tampoco estoy sola tecleando ahora delante del ordenador, tengo a Clara y Elena abrazándome con sus palabras y empujándome a soltarme una vez más en estos comentarios. Tengo la playlist de fondo que tiene un pequeño pedacito de todos los fantasmas que la hemos ido componiendo. Y mi fantasma se va a quedar aquí por un tiempo indefinido para saludar a todas las que queráis ser saludadas.

Y no, este fantasma no duele absolutamente nada.

Gracias.

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Mis fantasmas, como decís, me obligan a ejercitar la paciencia. Aparecen cuando quieren, y cuando lo hacen, necesito hacerles caso, mirarles, escuchar lo que me están contando. Estar con ellos.

Estoy de acuerdo con Iris en que los fantasmas vienen de todos los "tiempos" en los que supuestamente nos movemos.

Vengan del momento en que vengan, me hacen sentir algo (o aparecen tras sentirlo?), me hablan de cómo estoy. Me señalan hacia lo que necesito. En este momento de mi vida los veo así, como apuntadores de nuestra obra de teatro particular.

En otros momentos no lo he visto así. Me he dejado llevar por ellos más veces de las que quisiera. Pero aquí, ahora, con los fantasmas que me acompañan en este momento, me hago la promesa de que tendré paciencia con ellos y conmigo, de que estaremos juntos un rato, pero yo me quedo aquí.

Gracias bichas.

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