Propuse este tema por algo que me pasó hace días y que ahora ya no recuerdo. Pero como siempre mis días esta semana están marcados por la reflexión en torno al concepto que lanzamos cada quincena, y reflexiono mucho sobre la contención, sobre contener, sobre todo sobre contenerse. Pienso en el mensaje que no sé si quiero escribir y enviar, y me pregunto si me estoy conteniendo. Creo que no. Creo que no es contención, sino la decepción y la tristeza que se repiten orquestadas por un patrón ya conocido; lo que hace que decida no escribirlo es que siento que ya he pasado por aquí y no quiero volver a repetirlo.
Al mismo tiempo, lidio con la ansiedad intensa de estos días y me doy cuenta de que estoy conteniendo una gestión que ahora no puedo llevar a cabo. Creo que hace años contenerme era distinto: contenía muchas emociones de cara a las demás y las acababa escupiendo en un espacio en blanco en forma de palabras. Ahí sí que tenía otra persona dentro de mí, que ahora camina con más libertad porque encuentra refugios donde pararse a ser abrazada y escuchada, aunque haya emociones que siga siendo difícil no contener (como el enfado, relación maldita para muchas mujeres). Nunca es sencillo aventurarse a buscar esos abrigos, aunque siempre haya personas que piensen que nos sale tan fácil. Sin embargo pienso en la expresión tan lugar común que es contener las lágrimas, y me digo que apenas he llorado este año, que me haría falta llorar mucho más y que, no sé por qué, no puedo. No sé si es esa otra persona que habita dentro, quiero pensar que no, porque cuando vuelvo aquí y te escribo y os escribo siento que no hay nada que esconda, casi nada que contenga.
Creo que la contención tiene mucho de no tener esperanza, de entender que hay ciertas cosas que exponen partes de ti y de mí que quizás no han sido bien recibidas con anterioridad. Para mí esta contención siempre ha tenido mucho de género, de ser una chica intensa, de ser percibida como fuera de control (porque la contención al final solo puede existir con un control férreo) o, como bien dices, con propensión al enfado. Nunca he sido realmente muy demure (por citar a la chavalada tiktokera) ni, por decir algo más de mi época, una chill girl (no he vivido las relaciones de forma poco intensa, quiero decir). Quizás, pienso ahora, sí he modelado mi imagen externa para parecer sonriente y apacible ante muchas cosas, aunque por dentro chille de emoción, de rabia, de felicidad o de angustia.
Yo desde luego tengo a otra persona encerrada dentro, que expongo solo cuando siento que puede ser recibida, aunque a veces se escapa y hace de las suyas (darme vergüenza, eso es). Nunca he sentido que tenga muchas vias de escape porque, a diferencia de tu capacidad sana de ponerlo todo por escrito, siempre he sentido que no podría hacerle justicia. Haces bien en contraponer ciertas cosas que contienes con otras que sientes la libertad de expresar (quizás sea así el binomio, contención-expresión), porque creo que ahí esta el quid de la cuestión: en nuestra necesidad de salvarnos de implosionar encontrando espacios, gentes o tareas donde no contenernos.
Te leo y me preocupa estar siendo ingenua o cobarde. O las dos cosas. Sigo sin escribir ni enviar ese mensaje, que se ha convertido como en una especie de símbolo de la temática de esta semana. Más allá de sentirme firme en lo que respecta a esa pequeña metáfora, te leo y me pregunto si me contengo más de lo que creo. Volvía antes de la compra encerrada en mi chubasquero y observando a las personas, imaginando que andarían con prisas y horarios que cumplir, condenadas a cumplir con sus estructuras particulares, igual que también lo estoy yo. Venía a mi mente la imagen de los hombres de gris de Momo, de Michael Ende, y pensaba que todas tenemos que vestirnos a veces de hombres de gris aunque lo rechacemos y no llevemos maletín y corbata porque no nos queda otra para sobrevivir (y porque el sistema nos empuja a ello, la culpa aquí está clara y no recala en nosotras). ¿Dónde fijamos esa separación entre la contención y la expresión?
Estoy de acuerdo contigo en que la clave, una vez más (parece que nos pagan por hacer publicidad de las redes sanas y necesarias), está en los espacios, las gentes y las tareas que nos hacen sentir que no tenemos que contenernos. Me gusta mucho ser transparente, contar lo que pasa por mi cabeza y alcanzo a entender, compartir lo que soy cuando me siento segura con alguien, a pesar de las disculpas genuinas y niñas con las que en ocasiones (casi siempre) aderezo todo esto (los vaya chapa, perdona si suena creep, los espero que no te importe). Supongo que ahí anida uno de los peores golpes que puedo recibir y que tiene que ver con ese mensaje fantasma que no escribo: percibir que mi falta de contención no es bien recibida y entonces sentir que sobro, que soy demasiado, que mis emociones resultan desbordantes para otras. Que debería volver, como dice una canción que he escuchado hoy, a ser esa piba soñadora encerrada en su habitación.
Quizás esa piba, esa chavala que diríamos más en mi tierra, sigue existiendo y no se va, y está bien. Tal vez es la persona que llevo escondida dentro, pero que ahora habita un espacio en el que también entra la luz, porque llegó un momento en el que quitó el candado y no lo volvió a poner ya nunca.
No creo que seas ingenua ni cobarde, y creo que tu acercamiento a la expresión-contención es en el que todas navegamos a diario, constantemente. La duda repetida, el día de la marmota de si hago esto o aquello o si Fulanito pensará que estoy loca si digo esto. De nuevo, creo que todo esto es más sistémico que personal, y si hablamos de cualquier persona que no sea un hombre-blanco-cis-hetero (debería existir un acrónimo para esto), es casi un mecanismo de supervivencia.
Hay un artículo de Emmeline Clein (2019 en BuzzFeed News) que tengo guardado en favoritos desde hace años, que va con el título The Smartest Women I Know Are All Dissociating, que analiza casos fuera y dentro de la pantalla de, precisamente, esta contención tornada disociación. Siempre me ha parecido un análisis certísimo de muchas de las representaciones en la ficción escrita por mujeres, de mi propio entorno y de mí misma. Os dejo aquí un extracto traducido para cerrar, donde argumenta que lo que se contiene es, precisamente, la herida. Quizás esto sirva para entender por qué la protegemos tanto y por qué nos cuesta tanto expresarla (aunque salga por otros lados):
Lo que llamaré "post-herida" no es un cambio en el sentimiento profundo (entendemos que estas mujeres todavía están heridas) sino un alejamiento del afecto herido: estas mujeres son conscientes de que la "herida" está exagerada y sobrevalorada. Desconfían del melodrama, por lo que se mantienen insensibles o inteligentes. Las mujeres que han sufrido una herida hacen bromas sobre haber sido heridas o se impacientan con las mujeres que sufren demasiado. La mujer post-herida se comporta como si se adelantara a ciertas acusaciones: no llores demasiado fuerte, no te hagas la víctima. No pida analgésicos que no necesitas, no les des a esos médicos otra razón para dudar. Las mujeres post-heridas follan con hombres que no las aman y luego se sienten ligeramente tristes por ello, o simplemente indiferentes: se niegan a sentir dolor por ello o a admitir que les duele, o bien son infinitamente conscientes de ello, si se permiten ese dolor.
Estas semanas a estas BICHAS les ha dejado huella…
Una imagen. Una frase. Un texto. Por partida doble, claro.
Hilma af Klint fue una artista sueca que pintó una extensa obra de piezas de arte abstracto antes de que otros (hombres) se autodeclararan padres de la abstracción pictórica. Esta obra, La paloma, n° 1, pertenece a su serie Pinturas para el templo, con 193 obras de gran formato en su mayoría creadas entre 1906 y 1915. Su obra abstracta no se conoció hasta 1986 (la figurinista sí) y en sus notas, encontradas en una caja cerrada en el Museo de Arte Contemporáneo de Estocolmo, la artista decía que las obras marcadas con una X debían exponerse 20 años después de su muerte (en 1944) porque el mundo no estaba preparado para entenderlas. Intentó pintar lo invisible a partir de sus emociones y su fuerza. Os contaría más pero esto se haría demasiado largo, así que os dejo más información aquí y le doy las gracias a mi amiga Carmen por su conocimiento precioso e incalculable.
Las fotos antiguas de gatos tienen la capacidad de conmoverme y parecerme graciosísimas. Poco más que decir, es un gato, no tengo más que ofrecer.
«I think you know how to love better than any of us, it is why you find it all so painful» (Creo que sabes amar mejor que cualquiera de nosotros; por eso te resulta tan doloroso). No es la primera vez que Fleabag aparece por aquí (es la tercera, de hecho) pero esta línea que le dice su padre a la protagonista, rompiendo los esquemas de muchas, habla mucho de la contención que creemos que no se ve (esa cuarta pared increíble) pero siempre se percibe de alguna manera.
«Estás obsesionada con encontrarle significado a todo/ qué quieres decir con esto.» A veces en internet dos líneas bastan para exponer corrientes filosóficas enteras. Esto es a la vez un chiste, un pensamiento, una teoría, una obsesión.
«Tanto amor / Su belleza te duele / Un minuto / Todo el mundo la ama / Todo el mundo la desea / Pero a ella le da igual / Le da igual la gente». Como ya os he colado un texto con la imagen (trampitas), dejo aquí una canción (más trampitas). En Su Forma de Andar, Mastodonte relata la historia de la muerte de la madre de Asier Etxeandía, uno de sus miembros. Hablar de contención me conecta también con el duelo, y esta canción (verla en directo me atravesó por su puesta en escena) lo hace desde un enfoque honesto y extrañamente luminoso en lo musical. Escucharla siempre reconforta algunos de mis miedos sin saber explicar muy bien por qué, y también me rompe un poquito cuando él se contesta a sí mismo y grita: «Siempre me resistí a que terminara el verano».
Os traigo un texto llamado Jugar a perder, en el Substack amigo de rata ratón que habla sobre la libertad de perder. Quizás perder nos ayuda a expresar, porque contener ya no tiene tanto sentido. «Todo en cierto momento exige renuncias más o menos dolorosas.»
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Tenemos una playlist donde vamos añadiendo todas las canciones que mencionamos. También las que colamos a lo somardas. Puedes marujearla aquí.
Gracias por no conteneros, y por compartiros. Siempre es un placer leeros <3
Me pasa cada vez que os leo, que algo hace clic en mí y se descontiene. Sale a borbotones, se expresa. Me expreso, porque al leeros me siento reflejada y me doy espacio para escucharme. Cuántas veces nos han enseñado a contener a quienes somos, y qué importante es tejer redes como esta para poder dejarnos salir. Dejar salir lo que tenga que salir. Gracias, siempre.